General Fiction posted February 4, 2012 |
vida...
En un sábado...
by voceronica
No quería despertar. Estaba atrapado en una de esas tramas que sólo se viven en los sueños, fantásticas, absurdas, pero felices historias. Aunque el aroma del café se penetraba por el resquicio de una memoria minuciosa por la rutina, ordenando con una mayor intensidad, abrir los párpados.
Esta mañana, con lo establecido no se prosiguió. Cierto, que el sol como era costumbre, ya se había colado por la misma rendija que formaban los dos plieges terminales, medios, de las cortinas, con uno que otro minuto de diferencia en tiempo, pero justo por el mismo lugar en esta época del año. Cierto, que el locutor incansable del radio despertador, pronosticó el día con el mismo entusiasmo, sin importar si este era de alta o baja temperatura, brisa ligera o chubascos esporádicos. Soy yo el que no continúa con el orden establecido en el diario vivir de mis días, no sé si porque es sábado, como si eso importara. Pero decidí apagar la radio, ajustar mejor la cortina, cerrar de nuevo mis ojos, volver adonde era ya fuera de una manera absurda, feliz.
Parece ilógico de esta forma, darle una oprtunidad al sueño de ser feliz. Pero, ¿no sería un cambio necesario en nuestras vidas? Tal vez. Al menos por hoy, un sábado, voy a pretenderlo quedándome un poco más entre sábanas, pereza y una ilusión.
No quería despertar. Estaba atrapado en una de esas tramas que sólo se viven en los sueños, fantásticas, absurdas, pero felices historias. Aunque el aroma del café se penetraba por el resquicio de una memoria minuciosa por la rutina, ordenando con una mayor intensidad, abrir los párpados.
Esta mañana, con lo establecido no se prosiguió. Cierto, que el sol como era costumbre, ya se había colado por la misma rendija que formaban los dos plieges terminales, medios, de las cortinas, con uno que otro minuto de diferencia en tiempo, pero justo por el mismo lugar en esta época del año. Cierto, que el locutor incansable del radio despertador, pronosticó el día con el mismo entusiasmo, sin importar si este era de alta o baja temperatura, brisa ligera o chubascos esporádicos. Soy yo el que no continúa con el orden establecido en el diario vivir de mis días, no sé si porque es sábado, como si eso importara. Pero decidí apagar la radio, ajustar mejor la cortina, cerrar de nuevo mis ojos, volver adonde era ya fuera de una manera absurda, feliz.
Parece ilógico de esta forma, darle una oprtunidad al sueño de ser feliz. Pero, ¿no sería un cambio necesario en nuestras vidas? Tal vez. Al menos por hoy, un sábado, voy a pretenderlo quedándome un poco más entre sábanas, pereza y una ilusión.
Esta mañana, con lo establecido no se prosiguió. Cierto, que el sol como era costumbre, ya se había colado por la misma rendija que formaban los dos plieges terminales, medios, de las cortinas, con uno que otro minuto de diferencia en tiempo, pero justo por el mismo lugar en esta época del año. Cierto, que el locutor incansable del radio despertador, pronosticó el día con el mismo entusiasmo, sin importar si este era de alta o baja temperatura, brisa ligera o chubascos esporádicos. Soy yo el que no continúa con el orden establecido en el diario vivir de mis días, no sé si porque es sábado, como si eso importara. Pero decidí apagar la radio, ajustar mejor la cortina, cerrar de nuevo mis ojos, volver adonde era ya fuera de una manera absurda, feliz.
Parece ilógico de esta forma, darle una oprtunidad al sueño de ser feliz. Pero, ¿no sería un cambio necesario en nuestras vidas? Tal vez. Al menos por hoy, un sábado, voy a pretenderlo quedándome un poco más entre sábanas, pereza y una ilusión.
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